fortaleza mental y felicidad

fortaleza mental y felicidad
A pesar de que el ser humano es un ser social, también tiene una faceta de individualidad o privacidad. Esto hace que no compartamos con los demás ciertos aspectos de nuestra vida, lo cual es muy bueno y lo hemos llamado prudencia. Pero la exageración de la prudencia se convierte en temor, y este temor nos hace construir muros o fortalezas para protegernos. 

 En épocas pasadas los hombres construían lugares fortificados para refugiarse en caso de ataque, las ciudades tenían muros y puertas muy fuertes. Hoy en día todavía se construyen fortalezas subterráneas. Son los llamados búnkers y grandes refugios.

Pero hay otras fortalezas que no son físicas y que las hemos construido durante toda nuestra vida, desde que éramos niños hemos sido educados con algunos conceptos, o nos hemos formado una serie de creencias inamovibles que conforman nuestra personalidad. Los hombres de ciencia las llaman Redes Neuronales. Los estudiosos del comportamiento humano, Sistemas de creencias. La biblia las llama Fortalezas en 2 Corintios 10: 4-5. Estas fortalezas que nos hemos construido para protegernos, pueden literalmente ser una cárcel y un impedimento para nuestro desarrollo personal. Aunque estas fortalezas no son hechas de grandes piedras, ni tienen puertas con cerrojos forjados, no las podemos ver ni tocar, sin embargo son tan reales y más fuertes que las mismas fortalezas hechas de poderosos muros.

Nosotros podemos ser prisioneros de nuestras creencias, de nuestros razonamientos. Un ejemplo claro puede ser que cuando eramos niños nos dijo el profesor que dibujáramos algo en el cuaderno de dibujo y ese dibujo nos salió mal y todos nuestros compañeros se rieron, esto nos causó  un  shok de vergüenza e incomprensión y nos pusimos una gran piedra en la construcción de nuestro muro fortificado: "No sirvo para dibujar" Con este programa mental seguimos hasta cuando somos adultos. Ya nunca más tomaremos un lápiz para dibujar y cuando alguien nos dice que dibujemos algo decimos: Pídeme lo que quieras pero menos eso. Allí está esa fortaleza mental, éste solo es un ejemplo de muchos programas mentales caducos. ¿Te rechazaron cuando estabas enamorad@? ¿Te vencieron en una pelea? ¿Suspendiste en Matemáticas? ¿Te dejó tu pareja? ¿Perdiste dinero en un negocio? ¿Te traicionó tu mejor amigo? Busca tu fortaleza mental caduca. Caducas, porque las venimos manteniendo desde hace más de tantos años. ¿Qué diríamos de un profesor que nos quisiera enseñar algo con un programa informático de hace treinta años?¿Y qué podemos decir de nosotros mismos que nos basamos en un programa mental de hace tantos años? 
¿Por qué nos cuesta tanto romper una fortaleza de este tipo?  La respuesta es fácil. Porque la venimos repitiendo durante tanto tiempo, cada vez que nos acordamos de lo que nos sucedió. Mientras más lo repetimos más fuerte es nuestra fortaleza mental. Las repeticiones, las repeticiones, las repeticiones. Éstas son las que forman una fortaleza y éstas son las que nos pueden ayudar a romper las ya existentes.
Dios mandó a su pueblo que usara las repeticiones del libro de la ley, que las repitieran, que las escribieran, que las memorizaran: 
"Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;   y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.  Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos;   y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas" Deuteronomio 6: 6-9
Hubo un hombre que propagó el mensaje de Jesucristo que repetía siempre:
"Todo lo puedo en cristo que me fortalece" Filipenses 4: 13
La voluntad de Dios no es que vivamos encerrados en una cárcel fortificada creada por nosotros mismos o por pensamientos que el enemigo a puesto para obstaculizar nuestro desarrollo personal. 
 Dios desea sacarnos de esa cárcel. Si creemos en Jesús, Dios nos da una nueva vida y nuevos objetivos. Su Espíritu nos renueva y poco a poco nos libera de nuestras falsas ideas o pensamientos incrédulos. Permanezcamos humildes y atentos a lo que Dios nos dice en la Biblia. Dejémonos alcanzar y examinar por su Espíritu. Aprendamos más y más a fundar nuestra vida en la voluntad de Dios, usemos repeticiones con fuerte voz y actitud de victoria para nuestra felicidad y para romper con nuestras debilidades.

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