¿Por qué no soy feliz?

Muchos de nosotros hemos pasado muchos sufrimientos y pérdidas, hemos tenido grandes dolores en el cuerpo, en el alma y ha traspasado a lo profundo de nuestro corazón. Cuando este sufrimiento ha sido muy constante y profundo nos sentimos afectados emocionalmente y esto hace que nuestro dolor sea una queja constante. Nos dedicamos a contar nuestras penas a todos nuestros allegados cogemos como paño de lágrimas a nuestros amigos más queridos. Pero esta actitud sin que nosotros seamos conscientes nos ha hecho  y nos hace mucho más daño que aquellas desdichas que hemos pasado. Sin saberlo estamos añadiendo más dolor a nuestra vida, esta actitud nos hace más sensibles, más sentimentales, nos arrastra hacia un vicio de queja y melancolía. Y si la actitud la repetimos por mucho tiempo, se hará crónica en nuestro diario vivir de lo cual es muy difícil salir.
Una conocida señora, tenía un esposo muy bueno por lo que ella le amaba con locura. En realidad hay gente con ese talante de paciencia y calidad humana, son pocos, pero sí los hay. De pronto este señor enfermó con una enfermedad degenerativa que le duró cinco largos años y falleció. Un hombre que no tenía ningún vicio, amante del deporte, como repito bueno, mejor que muchos de nosotros.
Esta lamentable pérdida hirió con un resentimiento muy grande a nuestra amiga, quien siempre repetía la misma canción. ¿Por qué Dios se ha llevado lo que más quería en esta vida? ¿Por qué me pasa esto a mí?  ¿Por qué tengo tan mala suerte? Y su angustia y desesperación se volvían cada vez más preocupantes.
 Según su médico le aconsejaba que cambiase de actitud, que volviera a reír, que se distrajera, que saliera a alguna reunión social y que a lo mejor encontraría una pareja para ella que le haga olvidar lo pasado. Solo de ponerse en el lugar  de la víctima nos llena el cuerpo de pavor y desesperación. ¿Se puede pedir a alguien así que sonría? ¿Qué olvide su pasado con facilidad? Hay algunos que no podemos hacer eso ni estando en mejores condiciones.
Una cosa debemos aprender. Hay un Dios en los cielos que gobierna todo el Universo y que todas las cosas pasan bajo su conocimiento. Nosotros debemos ocuparnos unos momentos de nuestra vida en investigar cuál es su voluntad para nosotros en la Tierra. Cómo podemos vivir una vida agradable a Él.  Cuando aprendamos algo de lo que Dios quiere de nosotros, aprenderemos que no debemos poner nuestros ojos y nuestra confianza absoluta en ningún ser humano por más venerable que éste sea. Nadie ni nada  debe ocupar el lugar de Dios en nuestro corazón. Todo, todo, aquello en que nosotros pongamos nuestra esperanza es perecedero. Nada hemos traído a este mundo y nada vamos a poder sacarlo de aquí. Todas estas cosas de las que hoy disfrutamos no deben constituir nuestra fortaleza. Estos pasajes de la escritura deberían estar siempre en nuestro corazón y en nuestra mente para acordarnos.
El Señor dice:
 "Maldito aquel que aparta de mí su corazón,  que pone su confianza en los hombres  y en ellos busca apoyo.
Será como la zarza del desierto,  que nunca recibe cuidados: que crece entre las piedras,  en tierras de sal, donde nadie vive.
"Pero bendito el hombre que confía en mí, que pone en mí su esperanza.
Será como un árbol plantado  a la orilla de un río, que extiende sus raíces hacia la corriente  y no teme cuando llegan los calores,  pues su follaje está siempre frondoso.
 En tiempo de sequía no se inquieta,  y nunca deja de dar fruto.
"Nada hay tan engañoso y perverso  como el corazón humano.
 ¿Quién es capaz de comprenderlo?
Yo, el Señor, que investigo el corazón  y conozco a fondo los sentimientos;  que doy a cada cual lo que se merece, de acuerdo con sus acciones."
Jeremías 17:5-10 versión popular

¿Quién tiene la razón?

En un post anterior hacíamos un pequeño análisis sobre el tener razón o ceder un poco en nuestras posiciones, aunque ciertas, para poder llevar las relaciones en un ambiente de paz.
Puestos a investigar un poco sobre la razón hemos de manifestar que todos creemos tener razón en nuestros propios juicios, pero según sea un grupo u otro dice tener la razón perfecta o  única verdad. Como sabemos hay dos corrientes opuestas y antagónicas entre los que creemos en Dios como aquellos que se autodenominan “ateos libres pensadores” Estos grupos según cada uno tiene la razón, pero el segundo parece que es más reacio a ceder en su posición. Afirmamos esto por algunos  hechos puntuales como la creación del “Día de la Razón” y las demandas del grupo de ateos a los presidentes de EEUU por el Día Nacional de la Oración.
En EEUU se creó oficialmente  un día para hacer acuerdo al pueblo que Hay un Dios en los cielos a quien tenemos que dar gracias por las cosas que tenemos y por la vida. Una ley firmada por el presidente Harry Truman y desde 1952 todos los presidentes han firmado un Día Nacional de la proclamación de la Oración. Y el último en hacerlo claro ha sido Barack Obama, quien ha pedido a los estadounidenses que recuerden sobre todo en sus oraciones los desastres naturales en Haití y Chile, las familias de Virginia mineros del Oeste, el pueblo de Polonia que han perdido a muchos de los líderes del país. Y al mismo por su puesto ya le caído la consabida demanda del grupo Freedom From Religion Foundation. Un grupo de ateos  con sede en Wisconsin. Grupo que en oposición al Día de la Oración ha creado  el día de la Razón, como diciendo que los otros no tienen razón. O al menos eso da a entender. Porque si nombramos a un grupo “La Verdad” quiero decir implícitamente que aquellos que no piensen como el grupo “La Verdad”  o no pertenezcan a él,  no están en la verdad.
Según Sócrates el  razonamiento es considerado no como un instrumento, sino como una realidad que se impone a la mente y la arrastra. El razonamiento es un sentido, una realidad autónoma, superior al que razona, el cual sólo mediante el razonamiento se pone en contacto con un mundo más alto. Para muchos  Sócrates da a entender que el hombre posee en su interior una fuente de revelación, una llave, que le abre las puertas de un mundo superior donde las cosas ya no son medianas, como el mundo de la realidad. Ya que lo que esta revelación interior nos entrega es la verdad misma, la verdad única, que se opone terminantemente a la verdad múltiple, personal y caprichosa de los sofistas, y también a la realidad fluyente de Heráclito. No es fácil comprender el asombro, el entusiasmo, el deslumbramiento que en las gentes del siglo quinto antes de Cristo despertaba el uso de la razón. Cuando, conversar con Sócrates era como asistir a una fiesta, a un teatro extraordinario que nunca había sido contemplado hasta ahora por el ser humano.
Podríamos atrevernos a decir que la razón está dentro de cada uno de nosotros, pero para aquellos que han alcanzado la gracia divina y han gustado del don celestial, al igual que dice Sócrates, ha recibido la verdad única que se opone a la verdad múltiple personal y caprichosa.
Jesús dice:
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. 
Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 

¿Ser feliz o tener razón?

ser feliz o tener razón-mantis religiosa

Se dice que la manera de defender nuestra posición en cuanto a tener razón,  es el origen de la gran mayoría de conflictos. Es que nuestro orgullo no nos permite admitir que nos equivocamos. Muchas veces nos creemos más inteligentes, aunque somos inteligentes. Nos creemos los únicos, aunque somos únicos. Pero para llevar la fiesta en paz es necesario que aprendamos a ceder. Esta historia la leí en un artículo  en Taringa y la voy a trasladar, porque tiene mucho de enseñanza.
“Eran las 8 p. m. en una concurrida avenida. Una pareja va retrasada para cenar con unos amigos. La dirección es en un rumbo que no suelen frecuentar por lo que ella consultó el mapa antes de salir.  Él conduce y Ella le orienta, y le indica que gire en la siguiente calle a la izquierda. Él argumenta muy seguro que es hacia la derecha.
Inicia la discusión y casi al instante Ella calla y Él decide girar a la derecha. En pocos minutos Él se da cuenta de que estaba equivocado. Aunque es difícil, admite que tomó el camino equivocado, al tiempo que inicia el retorno. Ella en silencio le sonríe con camaradería. Una vez que llegaron a la cita se disculparon por el retraso la noche transcurrió grata y amena. Cuando habían emprendido el camino de regreso, Él comenta: -Tú estabas segura de que tomaba el camino equivocado, ¿por qué no insististe para que me fuera por el correcto?  Ella responde: - Porque íbamos retrasados y el tráfico tan congestionado, que los ánimos estaban calentándose, estábamos a punto de una agria discusión, si insistía más, habría estropeado la noche, y Entre Tener Razón y Ser Feliz, prefiero Ser Feliz.
Esta historia fue contada por una directora empresarial durante una conferencia sobre la simplicidad en el mundo del trabajo. 
Ella utilizó el escenario para ilustrar la cantidad de energía que gastamos sólo para demostrar que tenemos razón, independientemente de tenerla o no.”
Muchas discusiones en la familia, muchas agresiones de violencia en el hogar, muchos asesinatos, muchas  guerras se pueden evitar si escogemos, como la pareja del relato vivir en paz a tener razón.
En este mes se cumplirán diez años de los atentados del 11 de Septiembre en Estados Unidos. Fueron agredidos cobardemente, es verdad. Pero en mi humilde concepto no debieron responder mal por mal. Atacaron Afganistán e Irac y las consecuencias han sido funestas, más muertes de víctimas inocentes, más sangre derramada del mismo pueblo norteamericano y los enormes gastos económicos de las guerras también repercuten en la situación económica que tienen ahora. Si ese dinero que se gastaron para matar, se hubiera gastado en asegurar el país, se hubiera empleado en proteger a los ciudadanos con una seguridad social digna. Y mucho mejor si con una parte de ese dinero se hubiera apoyado a misioneros para que vayan y prediquen el evangelio en Afganistán y en Irac, como hicieron sus padres que enviaron misioneros a todo el mundo, de seguro que era más productivo y más económico. Pero como los líderes quieren tener razón siempre. Ni siquiera hemos escuchado una afirmación y pero una disculpa, de que estaban equivocados con las armas de destrucción masiva en Irac, de que se equivocaron con una actuación injusta, a lo que ellos llaman daños colaterales. ¿No será mejor que haya unos políticos más humanos, que cuando se equivoquen lo reconozcan y cambien? Creo que serían mejor vistos por los pueblos.
Amigo lector. ¿Qué quieres tú, Tener siempre razón o ser feliz?
Si elegimos lo segundo, empecemos por nuestra casa, con nuestros hijos, con nuestras esposas y si podemos hacerlo en casa nos resultará más fácil extendernos a nuestro trabajo y nuestros vecinos.