La amistad de Dios

La amistad de Dios
Las enseñanzas religiosas pintan a Dios como es un ser castigador, que cobra  una especie de venganza cuando hacemos algo malo. Esto ha formado en la gente un concepto equivocado de la amistad que Dios ofrece al ser humano. De ahí que muchos han optado por rebelarse y envalentonarse contra la autoridad de Dios.  Algunos pasajes que podemos leer en los evangelios nos hablan más de un acercamiento de Dios hacia el hombre que de un castigo por cada acto de mala conducta. Al parecer somos nosotros los más crueles con nosotros mismos o con los demás, antes que exista una censura de parte de Dios. 
Cuando decimos que si Dios existiera no permitiría tanta maldad, encubiertamente estamos queriendo ajusticiar  los culpables de la maldad en el mundo. Es como si dijéramos. Si yo tuviera el poder seguro que lo haría mejor. Acabaría con todos los malos y dejaría solo a los buenos, incluyéndome entre los buenos, claro está. Sin embargo, según la palabra de Dios, Dios nos brinda su amistad  a pesar de que todos somos malos delante de Él. Según se lee en el libro de Romanos dice que delante de Dios no hay justo ni aún uno, que todos somos pecadores y que estamos destituidos de la presencia de Dios, pero que Él muestra su amor por nosotros enviando a Jesucristo para que todos seamos salvos si queremos creer en este intercambio. Dice además: Que es posible que alguien osara darse en rescate por alguno de sus amigos, si éste fuera bueno con él por esa amistad que les relacionaría. Pero que nosotros siendo enemigos de Dios. Dios está dispuesto a brindarnos su amistad, su amor y su perdón. Nosotros ofrecemos nuestra amistad a quien nos cae bien, ya sea por su color de piel, clase social, gustos afines, por ser paisanos, por ser de la misma  raza o de nuestra religión. Pero Dios no ve esas cosas, simplemente ve al ser humano como un todo, como el habitante del mundo y Jesucristo, quien vino para hacernos entender la voluntad de Dios y habla en nombre de Él, dice:  "Ya no os llamaré siervos,  porque el siervo no sabe lo que hace su señor;  pero os he llamado amigos,  porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer"
Ese concepto que tenemos de un Dios castigador y severo que no perdona las faltas, es un concepto equivocado, que también puede ser producto de nuestro espíritu herido cuando eramos niños y fuimos  criados por nuestros padres terrenales que nos castigaban si hacíamos algo malo, o nos quitaban lo que más queríamos, porque ellos nos supieron criarnos correctamente, y a lo mejor cometieron errores en nuestra crianza. Leyendo y analizando la escritura, se puede ver más a un Dios de amor, que a un Dios castigador. Dice el salmo 103:
 Misericordioso y clemente es Jehová;   lento para la ira y grande en misericordia.
No contenderá para siempre  ni para siempre guardará el enojo.
No ha hecho con nosotros conformea nuestras maldades  ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados,  porque,  como la altura de los cielos sobre la tierra,  engrandeció su misericordia sobre los que lo temen.
 Cuanto está lejos el oriente del occidente,  hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.
Como el padre se compadece de los hijos,  se compadece Jehová de los que lo temen,  porque él conoce nuestra condición;   se acuerda de que somos polvo.
 El hombre,  como la hierba son sus días;   florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella,  y pereció,  y su lugar ya no la conocerá más.  Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que lo temen,  y su justicia sobre los hijos de los hijos, sobre los que guardan su pacto 
 y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.
Mientras nosotros estamos con vida tenemos esperanza para acercarnos a Dios y gozar de su amistad, y cuando nos convertimos en amigos de Dios, andar en sus caminos y hacer las cosas que a Él le agradan ya no es una carga sino un placer.

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Características de la gente feliz

gente feliz
La gente feliz se ha ganado la mala fama de ser asociada a personas con escasa capacidad intelectual. Dicho de otra manera, se dice que mientras más ignorante eres también eres más feliz. Esto lo ha desmentido una prestigiosa abogada que se convirtió en escritora e investigadora sobre teorías acerca de la felicidad, Gretchen Rubin al analizar varios estudios que confirman que inteligencia y ser felices son condiciones totalmente independientes.

Cuando conocemos una persona feliz, nos parece que no vive el la realidad y que su mundo es un mundo distinto. De ahí la reacción de nuestro subconsciente a pensar que la gente feliz es molesta y estúpida. Pero esta reacción es producto de nuestra propia insatisfacción, es decir de nuestra infelicidad. Según Gretchen Rubin. "La mayoría de la gente encuentra a las personas felices mucho más agradables que las menos felices. Y agrega que las personas que van con una sonrisa y buena disposición por la vida, se las ve como más amables, cálidas, menos egoístas e incluso más atractivas físicamente. Las personas felices tienen más amigos y más apoyo social que las menos felices. En cuanto al matrimonio, les es más fácil obtenerlo, permanecer en él, y se sienten más satisfechos. Los estudios analizados muestran que incluso una sonrisa artificial, inducida, trae emociones más felices, y un experimento reciente sugiere que las personas que usan botox son menos propensas a la ira, porque no pueden hacer los gestos de enojo"

Estas características me recuerdan mucho a dos compañeros de viaje cuando todo se les venía en contra. Se les había dañado el vehículo y no había manera de arreglarlo para continuar, además el clima no les era favorable, pues llovía de forma persistente. Mientras el uno se empeñaba en verlo todo negro el otro comenzó a dar gracias a Dios. El primero insultaba, blasfemaba, maldecía su propia vida, la de sus antepasados  y la de los demás acompañantes. El segundo Hacía todo lo posible por encontrar  una solución y una sonrisa se dibujaba en su rostro pensando en su interior que todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios. Al mirar su sonrisa el furibundo compañero irrumpió en cólera pensando que éste se reía de él y comenzó a agredirle verbalmente con abundante vocabulario soez, entre lo cual decía que su compañero era estúpido, falto de realidad, iluso y despreciable, acompañando con epítetos característicos de la gente de su calaña.  
En este pequeño e ilustrativo pasaje encontramos la diferencia entre gente feliz y gente insatisfecha llena de dolor y amargura. Una de las enseñanzas del Maestro de los maestros, dice: "Si el árbol es bueno, dará buen fruto; si el árbol es malo, dará mal fruto; pues el árbol se conoce por su fruto. ¿Cómo pueden decir cosas buenas, si ustedes mismos son malos? De lo que abunda en el corazón, habla la boca El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en él, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en él.  Y yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de cualquier palabra inútil que hayan pronunciado.   Pues por tus propias palabras serás juzgado, y declarado inocente o culpable." 
Impresiona esto de: de la abundancia del corazón habla la boca. Cuando se nos va la lengua y maldecimos  nuestra condición, o maldecimos a nuestros semejantes, sería bueno auscultarnos a nosotros mismos en lo profundo de nuestro ser. ¿Qué abunda allí? ¿Qué hay en nuestro interior? ¿Quién gobierna esas emociones? Muchas cosas que decimos las decimos sin pensarlas y cuando las hemos dicho ya hemos causado daño. Pero además de causar daño a nuestro prójimo, también nos hacemos daño a nosotros mismos. En primera instancia nos sentimos miserables por nuestra conducta y nos quitamos felicidad al perder la paz. Y en segundo lugar añadimos más desgracias al diario vivir porque según los estudiosos de la ley de atracción, atraemos a nosotros esas maledicencias, esa amargura, ese resentimiento y ese dolor acumulado, y nuestra vida empeora en vez de mejorar. Algo que confirma la escritura bíblica al decir que lo que sale de la boca del hombre es lo que contamina al hombre. Dicho de otra manera si confesamos con nuestra boca que nos somos gente infeliz o que somos desgraciados, seguiremos siendo infelices y desgraciados, si decimos con nuestros labios que somos pobres y miserables, seguiremos siendo pobres y miserables, y así sucesivamente.
No hay gente más feliz como aquella que siempre confiesa felicidad, aunque las circunstancias sean adversas y aunque todos se opongan a sus creencias. Hay muchos ejemplos de esto y si observamos a las personas con detenimiento comprobaremos que es así.
Por eso para este Nuevo Año, en el que hacemos tantos nuevos propósitos os invito a añadir una tarea más en la lista: practicar la sonrisa, practicar decir cosas buenas de nuestros compañeros, de nuestros familiares, practicar agradecer a Dios por las cosas que pasan aunque no sean de nuestro agrado, agradecer a Dios  por nuestro trabajo, por nuestro jefe, por nuestra esposa, por nuestros hijos. Los de la Ley de Atracción dicen que agradecen al Universo, pero el Universo es materia, igual que una piedra o una montaña o un árbol. Es preferible agradecer al que hizo el Universo.  


Por lo tanto, cuiden mucho su comportamiento. No vivan neciamente, sino con sabiduría.  Aprovechen bien este momento decisivo, porque los días son malos.  No actúen tontamente; procuren entender cuál es la voluntad del Señor. 
No se emborrachen, pues eso lleva al desenfreno; al contrario,llénense del Espíritu Santo. 
Háblense unos a otros con salmos, himnos y cantos espirituales, y canten y alaben de todo corazón al Señor. 
Den siempre gracias a Dios el Padre por todas las cosas, en elnombre de nuestro Señor Jesucristo. Efesios 5: 15-20

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Como Ser Feliz en 2012

Ser feliz en 2012
Por increíble que parezca, las fiestas de Navidad o Año Nuevo, son las fiestas con más deseos de felicidad por parte de nuestros amigos y familia. Pero paradógicamente y según estadísticas,  son  fechas en las que la gente en vez de ser feliz,  más se deprime.
Muchos recuerdan los tiempos pasados cuando eran más felices, recuerdos de la infancia, recuerdos de sus padres o hermanos, recuerdos en compañía de sus esposos o madres, personas que ahora no están a su lado y se llenan de dolor y tristeza, cosa que les impide ser feliz. 
También induce a la depresión  la avalancha de mensajes de felicidad por todos los medios, parece que nos dicen que tenemos la obligación de ser feliz en estas fechas, o que las compras que hagamos nos permiten la felicidad. Nada más falso ya que como bien sabemos conseguir ese estado de felicidad con una presión agobiante es casi imposible.
Sin embargo algo podemos hacer por nuestra paz interior y evitar el bombardeo comercial, el ruido estridente de las fiestas, y la depresión que nos pueden traer los recuerdos.
Debemos saber y meternos siempre en la cabeza que no necesitamos estímulos externos para ser felices. Es decir las muchas compras, los muchos regalos, las muchas horas de farra, las libaciones, y tantas cosas que inventamos para alegrarnos. No  traen felicidad y paz duraderas. Porque quienes gozan de estos estímulos, se sienten muy tristes y deprimidos cuando el estímulo ha pasado. Esto es como quien toma drogas para sentirse contento, pero todo aquel que ha tomado drogas sabe que después de la subida viene la bajada y la situación empeora cuando la droga ya no está disponible. Así, luego de las abundantes comparas viene el arrepentimiento de la compra compulsiva, luego de la borrachera viene el llanto desconsolado,  luego de los desórdenes sexuales vienen las consecuencias nefastas, luego de un casamiento romántico viene un divorcio insufrible. En toda cosa que hace el ser humano buscando ser feliz, con el tiempo se da cuenta que allí no estaba la felicidad.   
Para ser feliz, el ser humano necesita llenar su vacío espiritual, cuando ese vacío no es satisfecho, andamos buscando de mar a mar y de puerto en puerto algo con que llenarnos y no nos llenamos porque buscamos en el sitio equivocado. Lo buscamos en nuestro propio razonamiento, en filosofías huecas, en los deportes,  en el trabajo, en el dinero, en el compañero o compañera ideal, en las posiciones sociales, en los títulos, en los merecimientos, en el reconocimiento, en los aplausos, en la ciencia, en el estudio. Algunas de estas cosas duran más, otras menos, pero ninguna llena completamente el vacío de infelicidad que existe en el fondo del corazón.
Necesitamos ir a la fuente de la felicidad, a la fuente de agua viva, a Jesús de Nazareth, quien dijo:  Si alguno tiene sed,  venga a mí y beba. El que cree en mí,  como dice la Escritura,  de su interior correrán ríos de agua viva. Yo soy el pan de vida;  el que a mí viene,  nunca tendrá hambre;  y el que en mí cree,  no tendrá sed jamás.
Cuando él dijo estas palabras lo dijo con voz fuerte, con toda su potencia, en el día más importante de la fiesta judía. Los policías tenían órdenes de arrestarlo pero no lo hicieron, y cuando sus jefes les reclamaron por su desobediencia, ellos dijeron: !Jamás hombre alguno ha dicho estas cosas¡
Pues sí. Ni Mahoma,  ni Confucio, ni Buda,  ni Napoleón,  ni Gandhi, ni Luther King,  Ni ninguno de los grandes hombres de la historia, ha dicho las cosas que Yeshúa ha dicho. O Yeshúa, estaba loco o decía la verdad. Los que hemos optado por creer que decía la verdad, hemos experimentado que todos los placeres que ofrecen las cosas donde el ser humano busca ser feliz,  no tienen punto de comparación con los ríos de agua viva que corren desde nuestro interior. No necesitamos estímulos exógenos para ser felices, tenemos paz interior duradera, tenemos paz para con Dios y estamos contentos con nosotros mismos. La felicidad del que tiene a Yeshúa en su corazón está en su interior y no depende de las circunstancias.
2012 y los años venideros serán años espléndidos para ser feliz, si en tu corazón recibes a Jesús de Nazareth.

He aquí,  yo estoy a la puerta y llamo;  si alguno oye mi voz y abre la puerta,  entraré a él,  y cenaré con él,  y él conmigo. Al que venciere,  le daré que se siente conmigo en mi trono,  así como yo he vencido,  y me he sentado con mi Padre en su trono.

Jesús le contestó:
Todos los que beben de esta agua, (de los placeres del mundo) volverán a tener sed; 
 pero el que beba del agua que yo le daré, nunca volverá a tener sed. Porque el agua que yo le daré se convertirá en él en manantial de agua que brotará dándole vida eterna.