Como Ser Feliz en 2012

Ser feliz en 2012
Por increíble que parezca, las fiestas de Navidad o Año Nuevo, son las fiestas con más deseos de felicidad por parte de nuestros amigos y familia. Pero paradógicamente y según estadísticas,  son  fechas en las que la gente en vez de ser feliz,  más se deprime.
Muchos recuerdan los tiempos pasados cuando eran más felices, recuerdos de la infancia, recuerdos de sus padres o hermanos, recuerdos en compañía de sus esposos o madres, personas que ahora no están a su lado y se llenan de dolor y tristeza, cosa que les impide ser feliz. 
También induce a la depresión  la avalancha de mensajes de felicidad por todos los medios, parece que nos dicen que tenemos la obligación de ser feliz en estas fechas, o que las compras que hagamos nos permiten la felicidad. Nada más falso ya que como bien sabemos conseguir ese estado de felicidad con una presión agobiante es casi imposible.
Sin embargo algo podemos hacer por nuestra paz interior y evitar el bombardeo comercial, el ruido estridente de las fiestas, y la depresión que nos pueden traer los recuerdos.
Debemos saber y meternos siempre en la cabeza que no necesitamos estímulos externos para ser felices. Es decir las muchas compras, los muchos regalos, las muchas horas de farra, las libaciones, y tantas cosas que inventamos para alegrarnos. No  traen felicidad y paz duraderas. Porque quienes gozan de estos estímulos, se sienten muy tristes y deprimidos cuando el estímulo ha pasado. Esto es como quien toma drogas para sentirse contento, pero todo aquel que ha tomado drogas sabe que después de la subida viene la bajada y la situación empeora cuando la droga ya no está disponible. Así, luego de las abundantes comparas viene el arrepentimiento de la compra compulsiva, luego de la borrachera viene el llanto desconsolado,  luego de los desórdenes sexuales vienen las consecuencias nefastas, luego de un casamiento romántico viene un divorcio insufrible. En toda cosa que hace el ser humano buscando ser feliz, con el tiempo se da cuenta que allí no estaba la felicidad.   
Para ser feliz, el ser humano necesita llenar su vacío espiritual, cuando ese vacío no es satisfecho, andamos buscando de mar a mar y de puerto en puerto algo con que llenarnos y no nos llenamos porque buscamos en el sitio equivocado. Lo buscamos en nuestro propio razonamiento, en filosofías huecas, en los deportes,  en el trabajo, en el dinero, en el compañero o compañera ideal, en las posiciones sociales, en los títulos, en los merecimientos, en el reconocimiento, en los aplausos, en la ciencia, en el estudio. Algunas de estas cosas duran más, otras menos, pero ninguna llena completamente el vacío de infelicidad que existe en el fondo del corazón.
Necesitamos ir a la fuente de la felicidad, a la fuente de agua viva, a Jesús de Nazareth, quien dijo:  Si alguno tiene sed,  venga a mí y beba. El que cree en mí,  como dice la Escritura,  de su interior correrán ríos de agua viva. Yo soy el pan de vida;  el que a mí viene,  nunca tendrá hambre;  y el que en mí cree,  no tendrá sed jamás.
Cuando él dijo estas palabras lo dijo con voz fuerte, con toda su potencia, en el día más importante de la fiesta judía. Los policías tenían órdenes de arrestarlo pero no lo hicieron, y cuando sus jefes les reclamaron por su desobediencia, ellos dijeron: !Jamás hombre alguno ha dicho estas cosas¡
Pues sí. Ni Mahoma,  ni Confucio, ni Buda,  ni Napoleón,  ni Gandhi, ni Luther King,  Ni ninguno de los grandes hombres de la historia, ha dicho las cosas que Yeshúa ha dicho. O Yeshúa, estaba loco o decía la verdad. Los que hemos optado por creer que decía la verdad, hemos experimentado que todos los placeres que ofrecen las cosas donde el ser humano busca ser feliz,  no tienen punto de comparación con los ríos de agua viva que corren desde nuestro interior. No necesitamos estímulos exógenos para ser felices, tenemos paz interior duradera, tenemos paz para con Dios y estamos contentos con nosotros mismos. La felicidad del que tiene a Yeshúa en su corazón está en su interior y no depende de las circunstancias.
2012 y los años venideros serán años espléndidos para ser feliz, si en tu corazón recibes a Jesús de Nazareth.

He aquí,  yo estoy a la puerta y llamo;  si alguno oye mi voz y abre la puerta,  entraré a él,  y cenaré con él,  y él conmigo. Al que venciere,  le daré que se siente conmigo en mi trono,  así como yo he vencido,  y me he sentado con mi Padre en su trono.

Jesús le contestó:
Todos los que beben de esta agua, (de los placeres del mundo) volverán a tener sed; 
 pero el que beba del agua que yo le daré, nunca volverá a tener sed. Porque el agua que yo le daré se convertirá en él en manantial de agua que brotará dándole vida eterna. 



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