La felicidad que produce el alcohol.

Cierto día un amigo a quien le gustaba “divertirse” todos los fines de semana, me llamó la atención para decirme que tenía que salir a divertirme porque la vida es corta y que al no salir a sus andanzas no estaba viviendo la vida y que cuando se acabe la vida ya no hay más que hacer, así que hay que “vivirla y disfrutarla”

La cosa es que a mi amigo le gusta mucho beber alcohol en sus diversiones y en algunas ocasiones cuando regresa de sus aventuras cuenta que se han peleado con una banda de otro pueblo y que algunos se han ido heridos o que alguno de los de la peña de él ha salido perjudicado físicamente. Escuchando lo comentado he tenido que decirle que nada bueno me estoy perdiendo si a eso le llama vivir la vida.

¿Es más  feliz la persona que acostumbra beber alcohol?

El alcohol  no es considerado por la sociedad como una droga, o en algunos casos se la considera como droga moderada, supuestamente porque dicen que no influye en un cambio de personalidad en el ser humano. Lo cierto es que cada vez que vemos los accidentes de tráfico más y más de estos accidentes son provocados por conductores que estaban bajo los efectos del alcohol. Según los resultados que podemos observar el alcoholismo, destruye la propia vida del consumidor y la vida de su familia. No podemos decir que un alcohólico tiene la capacidad de controlar sus emociones, ya que según se puede notar, el alcohol domina en sus pensamientos y acciones produciendo una incapacidad de control propio.  Según conceptos recientes, el alcoholismo es una enfermedad que no se conoce todavía una medicina que la pueda curar y esta enfermedad progresa por etapas cada vez a peor. El alcohólico es una persona que ha perdido la capacidad de controlar la abstinencia del producto y dicha abstinencia produce en él ansiedad y todos los síntomas de abstinencia, a lo que la gente le denomina “mono”. O lo que podríamos entender  como un deseo exagerado imposible de resistir.

Según estadísticas no existen evidencias seguras de que un individuo alcohólico vuelva a beber moderadamente, o como dicen “el moderado beber social” Si alguien ha sido alcohólico y no bebe tiene que permanecer completamente alejado de la bebida.

Una de las consecuencias de las normas sociales, es que los adolecentes empiezan cada vez más temprano a “divertirse con el alcohol” y   los padres son muy permisivos cada día más, aumentado de esta manera el riesgo de que la enfermedad crezca a pasos agigantados en la población.

Al principio de la ingesta el individuo se siente muy alegre, lo que es conocido como la etapa del “alegrón” y esto hace creer al bebedor que él es feliz y que  quien no le acompaña en su camino es un amargado. Por esta razón mucha gente cree que bebiendo se olvida de  las penas y se tiene una vida más alegre y llevadera, pero los efectos posteriores son todo lo contrario porque luego de la euforia viene la depresión, y después de tanta alegría termina llorando desconsoladamente en una esquina de la calle, o en un rincón de la habitación, o del cuarto de baño. Si se dice que el cigarrillo mata miles de personas al año, también se debería decir que el consumo de alcohol hace lo mismo en los accidentes de tráfico y la violencia de género.  Si se prohíbe la venta de alcohol a menores también se debería prohibir su consumo. Lo cierto es que detrás de estas drogas permitidas hay muchos interese de millones de euros y los dirigentes ponen el grito en el cielo por un lado pero por otro lado están recibiendo el dinero que genera la venta de de estos alucinógenos. Los digo alucinógenos porque los individuos cuando están bajo sus efectos  no viven la realidad.

Por lo pronto animo a que los padres enseñemos a nuestros hijos que nada bueno se pierden con el consumo de estas drogas permitidas, y que sin nos mantenemos sobrios estamos en condiciones de mantener sanas nuestras facultades. Por lo menos así no caeremos en las garras de un vicio que sostiene a dirigentes y fabricantes inescrupulosos.

 

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