El miedo, impide ser feliz

Todos sabemos y muchos hemos leído en libros de sicología o hemos experimentado a lo largo de nuestra vida, que nuestros miedos y temores nos truncan el camino de la felicidad.  Dice Eduardo Punset, que el “miedo está reñido con la felicidad”. Y creo que tiene toda la razón.

En cualquier emprendimiento o actividad que nosotros nos propongamos, la presencia del miedo y la inseguridad, echará por tierra nuestra empresa. También dice la madre Teresa de Calcuta que “El obstáculo más grande que tenemos es el miedo”

Y parece mentira, pero el miedo es algo muy natural, que nos ayuda a preservar nuestra vida y está en nuestro subconsciente. Si no fuera por ese miedo no hubiéramos sobrevivido. Porque cuando se activa nos hace ser más cautelosos, andar con cuidado y prepararnos para defendernos de los ataques que podamos tener.

Pero aquí quiero hablar no de ese miedo sano y protector, sino de la exageración del miedo que se apodera de nuestra mente y llega a dominar nuestras emociones a tal punto de llegar a ser una paranoia e inclusive tenemos miedo a todo y miedo a ser felices, miedo a triunfar en los emprendimientos, miedo a escudriñar nuevos horizontes, miedo a leer nuevos libros, miedo a cambiar de trabajo, miedo a nuevas amistades, miedo a nuevas tecnologías, miedo a la innovación, miedo a mostrarnos al mundo y por ende miedo a existir como personas y quisiéramos pasar escondidos en una cueva donde nadie nos vea ni haya civilización, ni coches ni teléfono, ni aviones, ni edificios, ni fábricas, ni televisión, ni radio, ni un largo etc., etc., etc. Ese miedo es precisamente lo que trunca al hombre “moderno” para ser feliz.

He puesto entre comillas moderno porque a mi parecer el hombre que vive en la selva (No quiero decir que el de la selva sea antiguo) parece que es más feliz que  aquel que vive en la ciudad. Pues no tiene casi nada de estrés y sus temores son reales, no imaginarios como los nuestros.

Ahora, ¿Cómo vencer el miedo que me impide ser feliz?

Todos sabemos que el miedo no nos va a dejar, o no lo podemos eliminar por completo. Nadie en sus cabales puede decir que no tiene nada de miedo y el que lo diga, no se lo cree él mismo ni harto de vino. El miedo siempre va a estar ahí. Lo que tenemos es que desarrollar la habilidad de gestionar nuestro miedo. Gestionar es sinónimo de controlar, si queremos gestionar bien nuestros gastos es porque si no lo hacemos no llegamos a fin de mes, o podemos incurrir en unos desórdenes económicos que nos llevarán a la ruina. Lo mismo ocurre con nuestros miedos, si los dejamos que afloren sin control, vamos camino de la ruina en nuestra vida emocional y no podremos ser felices, con un sentimiento sostenible en el tiempo. Por tanto una vez reconocida nuestra necesidad vamos a empezar a ponerle cura, vamos a animarnos a resolver los conflictos al igual que los personajes del cuento del artículo anterior. Ante todo es de mucha ayuda saber que todo está en nuestra mente. Es una imaginación exagerada del “peligro” que nos viene. Si nos damos cuenta que ese peligro es hipotético, esto nos va a ayudar para controlar un poco el miedo.

Cada fracaso enseña al ser humano algo que necesitaba aprender.
No temas, que yo te he libertado;  yo te llamé por tu nombre, tú eres mío.

Si tienes que pasar por el agua, yo estaré contigo, si tienes que cruzar ríos, no te ahogarás; si tienes que pasar por el fuego, no te quemarás,  las llamas no arderán en ti.

Pues yo soy tu Señor, tu salvador,  el Dios Santo de Israel.

Isa. 43: 1-3

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario