Organizarse no solo implica establecer un horario de actividades, ordenar nuestra habitación o más o menos llevar un control de lo que hacemos.
Verdaderamente si logramos organizarnos en todos los aspectos de nuestra vida, podremos liberarnos y llegar a independizarnos, vamos a conseguir un equilibrio en nuestra vida y podremos romper con las ataduras que nos impiden disfrutar nuestra vida con aquellos seres que amamos, con nuestra familia, con nuestros amigos. Vamos a poder hacer las cosas que nos gustan y nos vamos sentir que nosotros controlamos nuestro tiempo y no que él nos controle a nosotros.
Una persona organizada puede conseguir mucho más rápido sus objetivos y disfrutar de sus logros, sean éstos de carácter laboral, deportivo, social, familiar o económico.
Una persona organizada siente más seguridad en su vida y tiene más estabilidad emocional, que otra que es desorganizada que busca siempre lo que no encuentra.
Un padre y una madre organizados, tienen más tiempo para cuidar de sus hijos que unos padres que anden con mucha prisa a carreras de aquí para allá.
Un hombre organizado, tiene más oportunidad de ganar dinero, porque puede organizar sus fianzas, controlar sus gatos y establecer prioridades.
Todas estas y otras innumerables ventajas de una vida organizada harán que nosotros tengamos una vida más satisfactoria y por tanto más feliz. La felicidad, tan anhelada y buscada, hay que construirla sentando unas bases sólidas, buscar la felicidad no es cuestión del azar, la verdadera felicidad viene como fruto de nuestro trabajo y esfuerzo. Porque cuando hemos terminado una tarea que nos ha sido muy difícil de realizarla y hemos tardado mucho tiempo en conseguirla, y nos ha dado muchos dolores de cabeza, y sentíamos la necesidad de de terminarla. Sentimos en lo profundo de nuestro ser, ese indescriptible sentimiento tan buscado de satisfacción, de haber concluido una “proeza casi heráldica” que nos hace estar orgullosos de lo que podemos alcanzar.
Por tanto si queremos construir una felicidad duradera en el tiempo empecemos por organizar nuestra vida. Busquemos cuales son las causas de nuestra insatisfacción, anotemos en una libreta, para que estén presentes y comencemos, pero comencemos de verdad a tratar cada uno de los aspectos que hemos apuntado. Leí en un foro de alguien que decía que “ser feliz es casi un imposible” Pero si somos sinceros con nosotros mismos:
¿Cuántas veces nos hemos propuesto comenzar y terminar un curso de alguna materia, o especialidad, y no lo hemos hecho?
Asimismo, podemos afirmar: ¿Qué estamos haciendo por nuestra felicidad? Al igual que el dinero, la felicidad no aparece en la lluvia o en los árboles. Nos toca conseguir dinero y a veces por qué no, la mayoría de veces nos resulta complicado. Pues podríamos afirmar que somos infelices porque no trabajamos en esa área de nuestra vida, o estamos enfocados de distinta manera, o desconocemos forma de actuar para lograr el objetivo. Pero esto no es nuestra culpa muchas veces. Hemos sido instruidos formados y preparados para conseguir dinero a través de un “buen puesto de trabajo estable” o por medio algún negocio, o por medio de algún cargo público y toda nuestra atención ha estado enfocado en lo que nos inculcaron consciente o inconscientemente. Y algunos nos hemos enfrascado en el objetivo del dinero y ha estado en nuestra mente solo ese objetivo, porque tal vez pensábamos que si llegáramos a tener mucho dinero tendríamos también la felicidad. Parece que dentro muy adentro, en lo profundo de nosotros existe ese concepto asociado de dinero igual felicidad. O más dinero, más felicidad. Pero para muchos que habrán vivido ya algún tiempo y pasado por algunas etapas de la vida se dará cuenta que no es del todo cierto tal concepto. Para mi forma de ver la vida, el dinero es un parte importante de nuestra satisfacción, pero no lo es todo. Siempre nos falta algo.
Un día un hombre a quien más admiro sin haberle conocido físicamente, le dijo a una mujer de Samaria con la cual estaban dialogando sobre el agua de un pozo. “Quien bebiere de esta agua volverá a tener sed, mas aquél que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás” el agua del pozo, representa a las cosas materiales que humanamente se pueden conseguir, dicho en otras palabras, el dinero. El agua de la que habla aquél varón es la parte que nos falta para alcanzar la verdadera felicidad.
La felicidad es un estado no una circunstancia. Se puede alcanzar mejor armonía con terapias naturales, sin drogas. Se puede vivir mejor con lo que Dios ha provisto en nuestra vida. Mejorar nuestra situación de vida conociendo nuestra parte espiritual. Arreglarnos el corazón. Vencer el miedo, la angustia y la depresión. Solo necesitamos proponernos y tomar acción.
Organiza tu vida, serás más feliz
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