Ayuda Egoísta

Europa recibe  ayuda con la compra de bonos europeos por parte de China y Japón, esto hace que la confianza vuelva a los mercados y los intereses de la deuda de los estados bajen a mejores niveles. Pero no solo la ayuda proviene del exterior sino que también procede del centro como son Francia y Alemania.  Uno de los argumentos que se ha escuchado es que si Los países periféricos quiebran también arrastrarían a los más fuertes, ya que son tenedores también de bonos de los periféricos.  Dicho de otra manera, como me debes dinero y vas a quebrar, no me podrás pagar, por tanto te voy a prestar más para que me pagues aunque sea los intereses, el resto ya veremos cómo me lo pagas.

Generalmente nosotros los hombres somos egoístas inclusive cuando salimos al paso como protectores, o queremos lucirnos de buenos y defensores de la justicia, o queremos fanfarronear de dadivosos y altruistas. Muchos de nosotros escondemos algo en lo profundo de nuestro ser y esperamos algo a cambio de nuestra obra de generosidad. Este egoísmo nos hace centrarnos en nosotros mismos y vivir en un universo cerrado por lo que escondemos la pretensión de utilizar a los demás  para nuestro beneficio, manipulándolos como objetos.

Qué sutil es nuestro ego y como traiciona y sabotea nuestras “justicias” Esta actitud  en muchas ocasiones es disfrazada de amor propio, lo cual no es malo porque eso es un respeto sano por uno mismo, manifestándose que en nosotros no hay odio, ni para sí ni para los demás.

Porque cuando hay odio para sí mismo eso se manifiesta con violencia hacia los demás. Esto lo decía Buda. “Si la gente no se odiara tanto a sí misma, habría menos sufrimiento en el mundo, porque el odio hacia sí mismo se proyecta con agresividad y violencia”

De donde podemos sacar la conclusión de que la violencia producida por este odio a uno mismo se manifiesta primero contra nosotros mismos, donde nos culpamos de los fracasos de la soledad y de la angustia. Y luego tendemos a atacar a los demás culpándoles de nuestro fracaso, de nuestra soledad, de nuestro dolor, de nuestra depresión de nuestra insatisfacción, de nuestra infelicidad.

Si queremos salir de este cuadro depresivo, necesitamos descubrir dónde y qué está pensando nuestro ego. Para ello es de buena terapia poner un vigilante a nuestro pensamiento profundo. Vamos a imaginar que somos un policía que vigila nuestros pensamientos como si fuéramos otro yo, y cuando vengan los vamos a reemplazar con otros que sean de acuerdo a lo queremos que sean. Si crees en Dios los reemplazarás con pensamientos de acuerdo a lo que Dios quiere de ti.

 

“Todos nosotros somos  como un hombre impuro;  todas nuestras buenas obras son como un trapo sucio;  todos hemos caído como hojas marchitas,  y nuestros crímenes  nos arrastran como el viento.”

 

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