Porqué debemos relajarnos

Vivimos en una sociedad cargada de responsabilidades que nos empujan o que nos hemos impuesto, el aumento considerable de la violencia tanto a nivel laboral o familiar, nos agobia y nos carga de estrés,  además la prisas y preocupaciones por una situación inestable económica, hacen de nosotros unos seres necesitados de un descanso placentero que no llega porque ya estamos pensando en la próxima tarea que tenemos por delante o por el retraso que llevamos de la tarea que estamos haciendo. Exigimos a nuestro cuerpo más de lo que puede dar y cuando caemos en cuenta a veces es demasiado tarde.

Sin embargo hay una forma muy fácil y al alcance de todos para hacer un alto en el camino. Una disciplina que es muy antigua pero en nuestra sociedad olvidada por la prisa que nos anubla. La relajación del cuerpo es una práctica beneficiosa con la cual que se obtienen resultados comprobados, entre ellos la regulación de la respiración produciendo más oxigenación de la sangre, la disminución de la tensión arterial con lo que se consigue una disminución del lactato, sustancia provocadora de ansiedad. Si la practicamos antes de dormir disminuirá considerablemente el insomnio, además de otros beneficios. Tal vez estamos a tiempo para aprender y practicar una relajación muscular sencilla que solo toma unos minutos del día y nos prodiga mucho descanso, renovando nuestras fuerzas para el siguiente día de duro trabajo.
Para empezar se puede probar con  un ejercicio de respiración. La respiración profunda tiene muchos beneficios y es importante que lo asimilemos, que quedemos convencidos de sus beneficios y que practiquemos constantemente. Dicen los expertos que nosotros respiramos correctamente solo hasta la edad de seis meses, o sea que fíjate qué tiempo hace que algunos no respiramos correctamente. Aumenta la cantidad de oxígeno en la sangre y favorece la eliminación de toxinas. O sea que purifica la sangre de mejor manera. Mejora el estado del sistema nervioso incluyendo el cerebro, la columna, y los centros nerviosos. De esta manera el cerebro se beneficia especialmente del oxígeno, ya que consume tres veces más que el resto del cuerpo.La respiración correcta, repercute en un corazón más eficiente y fuerte reduciendo la tensión sanguínea y reduce la probabilidad de sufrir una enfermedad cardíaca. Si hacemos una respiración lenta,  profunda y rítmica, provocaremos en nosotros una relajación de nuestros músculos y una reducción de los latidos del corazón. Este relajamiento y mayor oxigenación del cerebro produce una normalización de la función cerebral reduciendo niveles excesivos de ansiedad.

Para hacerlo debes  elegir un lugar cómodo, si puedes pon una música suave y a muy bajo volumen , que te guste mucho, que te relaje. Imagínate que estás en un bello lugar. Si crees en Dios piensa que Él está a tu lado para ayudarte.

Desabróchate el cinturón o cualquier cosa que te apriete o te moleste. Procura que no haya interrupciones. Piensa que este es un momento solo para ti, piensa que te mereces un momento de tranquilidad, bienestar  y paz. Porque hasta aquí te has esforzado demasiado, has estado trabajando sin parar y este es un momento de descansar.

Si quieres tumbarte de espaldas en una cama o una alfombra puedes hacerlo luego empieza a respirar. Tomar aire por la nariz,  sostenerlo unos momentos dentro de nuestro cuerpo y lo expulsamos  suavemente, contando hasta cuatro, en cada fase. Cuatro tiempos para tomar aire, cuatro para sostenerlo y cuatro para dejarlo salir. Recuerda que al ingreso del aire en tu cuerpo tienes que notar que tu estómago se infla, y al expirar tu estómago debe contraerse.  Cuando hayamos hecho cinco o seis respiraciones, ya no nos esforzamos por respirar solo observamos y tratamos de sentir la sensación de  como nuestro cuerpo respira. Para evitar pensamientos ajenos a la actividad que estamos haciendo es necesario centrarse en observar la respiración y en nuestro cuerpo solamente. Si nuestra mente divaga con lo que tenemos que hacer mañana, no luches contra eso solo vuelve a enfocarte en el cuerpo.  Con unos siete u ocho minutos notarás una gran diferencia. No te fuerces. Recuerda que tienes tiempo para practicar otras veces.

"En paz me acostaré,  y asimismo dormiré;  Porque solo tú,  Jehová,  me haces vivir confiado". Sal. 4:8

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