La pareja y la felicidad

Estuve observando a una pareja de novios que pretendían consumar su boda en un futuro próximo y me ha parecido estupendo que se preparasen para el próximo estado civil. Esto en parte garantizará su futura relación porque en su preparación se tocan temas de los cuales sin ayuda no se tocan en el noviazgo. Normalmente se piensa que al formar un nuevo hogar vamos a ser felices como las parejas que hemos visto en la televisión a través de las telenovelas y egoístamente se piensa "Me caso para ser feliz" (Yo).  Cuando en realidad se debería pensar en hacer feliz a la persona amada, siempre con mucho equilibrio y en la medida de lo posible. Porque el que ama no es el que pide, es el que da. Si de verdad uno se casa por amor, tiene que estar dispuesto a dar. Tanto para el hombre como para la mujer. No sirve que solo el uno ame y que solo el uno ponga y dé todo de sí, porque cuando no hay reciprocidad, al final terminará agotándose la relación y se romperá como ocurre en la gran mayoría de los casos.

¿Cómo ser feliz en el matrimonio? Según estadísticas uno de cada dos matrimonios se disuelven en el mundo occidental. Un gran porcentaje de parejas no han formalizado su compromiso ante  la ley y miles de parejas afirman que no son felices en su matrimonio. Para analizar con mente fría la situación necesitamos entender que el amor verdadero requiere de mucho trabajo, compromiso y dedicación. No es tan fácil como nos venden en las novelas románticas. El amor verdadero no es un sentimiento ni una emoción aunque tienen algo de ello. Es una decisión firme y un compromiso serio. El amor en el hogar de una pareja, necesita mucho esfuerzo para mantenerlo a flote. Cuando por diferentes razones  se acaba la pasión y el sentimiento debe que dar el compromiso, que en realidad es el eslabón final que une la relación de matrimonio.

Por tanto la felicidad en el matrimonio necesita trabajo y dedicación. Lo contrario que se hace en la sociedad actual. Se trabaja mucho en la etapa de novios hasta conseguir la consumación de la boda, pero cuando ya se "goza" de la inscripción matrimonial, se empieza por descuidar la relación porque pensamos que ésta está asegurada.

El matrimonio consta  de dos partes, por lo mismo la felicidad en el matrimonio debe ser un esfuerzo de los dos.

Hace mucho tiempo los futuros padres y madres, no tenían información suficiente acerca de los problemas que se sobrevenían en el futuro de la pareja. nadie les daba cursos prematrimoniales, muchos se casaban y no tenían muebles, ni casa, y a veces ni un trabajo fijo. Pero la mayoría de estos matrimonios han durado hasta que la muerte los separó. Esto es porque además del amor eros, tenían un compromiso de responsabilidad, y luchaban por mantener el vínculo de la relación. Puedo asegurar que su felicidad en el matrimonio no era eufórica, pero tenían constancia en lo que hacían se sentían comprometidos con los hijos, con los padres, con la sociedad. El compromiso hace que uno tenga capacidad de aguante. Si pensamos egoístamente, lo que buscamos es nuestra felicidad y en cuanto vemos que las cosas no salen como lo habíamos pensado, abandonamos el barco. Y cuando fracasa esta empresa, fracasan nuestros hijos, fracasan nuestros padres, fracasa la familia entera y fracasa la  sociedad.

¿Quieres un consejo para ser feliz? Cuando uno lucha por un objetivo y logra comprometerse con ese objetivo, seguro que lo consigue y al final siente la satisfacción y la felicidad del trabajo bien hecho, con mucho esfuerzo pero con excelente resultado.

¿Estás casado? Comprométete con tu pareja, con tus hijos, con tu familia. Renueva tu compromiso con mayor anhelo e ilusión. Empieza de nuevo.

¿Estás de novio y piensas formalizar tu relación? Piensa siempre en el compromiso, comparte con tu pareja este blog.

El matrimonio puede ser un pedazo de cielo o uno del infierno, depende de nosotros.

No te rindas en tus emprendimientos, no desmayes en tus sueños. Mucho depende de ti. Si la otra parte no pone lo suyo, tu pon un poco más  y no busques vencer, sino convencer. Porque el que vence no gana la guerra sino el que convence.

Dios hizo a la mujer y se la presentó al hombre,   el cual, al verla, dijo: "¡Esta sí que es de mi propia carne y de mis propios huesos! Se va a llamar 'mujer', porque Dios la sacó del hombre."   Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos llegarán a ser como una sola persona. Gen 2:22-24

Así que ya no son dos, sino uno solo. De modo que el hombre no debe separar lo que Dios ha unido. Mateo 19:6

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