La decisión de ser feliz |
Hay aspectos de nuestra vida que a veces no comprendemos. No comprendemos porque no nos han enseñado a comprenderlos, o no nos hemos puesto a analizarlos. Damos gracias a aquellos hombres que con su observación y análisis nos han traído una luz sobre muchos temas. Uno de los temas que aquí tratamos es la del estado de nuestra situación de vida con respecto a nuestra realidad. Dicho de otra manera. Entendemos que con toda la tecnología desarrollada y las cosas asombrosas que tenemos los hombres y mujeres de hoy, nuestra generación es más deprimida que muchas generaciones donde no había tal adelanto tecnológico. O dicho más crudamente: Nuestra generación no es feliz. La observación y el análisis que nos ha llegado por medio de los expertos en el tema ayuda un poco para sobreponernos al estado de preocupación en que la mayor parte del tiempo nos quiere someter una fuerza invisible. Estuve leyendo un artículo de unos sicólogos que nos dicen que para dejar de tener infelicidad, tenemos que tomar una decisión. Y decía que se debe decidir ser feliz con resignación y coraje. Mucho me temo que algunos terminarán reconociendo que eso solo es un esfuerzo efímero cargado de mucha voluntad. Algunos a lo mejor logran mejorar su estado por un poco de tiempo, pero con el paso del tiempo esto que está basado solo en nuestro propio esfuerzo termina derrumbandose. En nuestro humilde concepto y por el testimonio de millones de personas que han acudido a Dios en busca de ayuda, por propia experiencia de quien escribe este artículo. Podemos afirmar que solamente la esperanza en un Ser superior a nuestra sfuerzas, la confianza y el apoyo en ese Ser llamado Dios puede traernos una felicidad duradera y sostenible en el tiempo. Por eso necesitamos tomar una decición profunda, seria e inamovible. Necesitamos decirle al Ser Superior que decidimos ser sus súbditos, que decidimos rendirnos a sus pies. Que ya no queremos vivir guiados por nuestros propios caminos, porque hemos fracasado en el intento de querer vivir apartados de Él. Necesitamos reconocer que sin Él no somos nada y nada de este mundo pasajero es satisfactorio con permanencia en el tiempo. Que por algo dijo el maestro de los maestros, Jesús: Separados de mi, nada podéis hacer. Solo necesitamos humildad para no creernos que somos autosuficientes. Si lo hacemos no seremos defraudados.
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"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga "(Mateo 11: 28-30
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