Nuestros mayores se caracterizaban por sus consejos. Siempre que nos acercábamos a una persona mayor, era típico escuchar sus consejos acompañados de refranes llenos de sabiduría popular. Con el tiempo los jóvenes nos fuimos cansando de tanta “letanía” porque pensábamos que los viejos estaban equivocados. Que ellos no han vivido lo que nosotros estábamos viviendo ese momento y sus consejos nos resultaban obsoletos y fuera de onda.
No sé si por nostalgia o por experiencia, ahora que los que fuimos jóvenes somos mayores nos vemos en la necesidad de aconsejar a nuestros jóvenes, para que no cometan errores en su vida de los cuales tengan que arrepentirse por largo tiempo, la historia se repite pero de manera exponencial, es decir que los jóvenes de hoy no solo no quieren ningún consejo, sino que muchos responden de manera violenta. Han perdido lo que nosotros llamábamos respeto y lo único que les vale es su propio razonamiento. La vida se les ha facilitado de tal manera que todo les parece fácil y desechable. Como diría un mayor de antaño. “Este no ha pasado hambre”
En algún momento de nuestra vida todos necesitamos consejos, por algo nos decían que “Quien oye un buen consejo, nunca llegará a viejo” dicho de otra manera “Tendrá una vejez feliz y satisfactoria”
Lo que si hay que distinguir también es el tipo de consejo que recibimos, aunque nuestros jóvenes dicen no necesitar consejo, sí lo están recibiendo de parte de sus amigos. Pero los mejores consejos siempre vendrán de parte de sus padres. Y para los que tienen el privilegio de conocer el consejo de la biblia, seguro que tienen el mejor consejo. Solo hace falta leer el libro de los Proverbios.
“Hijo mío, no te olvides de mi Ley, y que tu corazón guarde mis mandamientos, porque muchos días y años de vida y de paz te aumentarán.
Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad: Átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres”
Prov. 3: 1-4
La felicidad es un estado no una circunstancia. Se puede alcanzar mejor armonía con terapias naturales, sin drogas. Se puede vivir mejor con lo que Dios ha provisto en nuestra vida. Mejorar nuestra situación de vida conociendo nuestra parte espiritual. Arreglarnos el corazón. Vencer el miedo, la angustia y la depresión. Solo necesitamos proponernos y tomar acción.
Consejos mayores
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