No cabe duda que la mejor edad del ser humano es la juventud, tener entre 15 y 30 años parece que es lo preferido por mucha gente en algunas encuestas que se han hecho, aunque depende de la edad de los encuestados. Según algunas conclusiones de los encuestadores, mucha gente echa de menos los años pasados a partir de los 25 años de edad. Y a la pregunta de que si tuvieron más felicidad en los años pasados respondieron afirmativamente.
Haciendo una pequeña reflexión podemos decir que la mayoría de la gente nos centramos en esas edades. Porque cuando tenemos menos de 18 por poner un ejemplo, si nos preguntan la edad una gran mayoría contesta 18 sin tenerlos todavía. Cuando llegamos a un rango que consideramos entre los 18 y 22, si nos hacen la pregunta contestamos con orgullo o llenos de felicidad: ¡dieciocho! Pero poco a poco parece que nos llega el desánimo y la nostalgia y ya no contestamos con tanta alegría cuando han pasado los “mejores años”. En muchos de los casos se suele responder con otra pregunta. ¿Y cuántos crees que tengo?
En algunos lugares esta pregunta suele considerarse casi un delito. Lo siento por esos lugares, lo respeto y aconsejo que tengamos la mayor consideración para quienes tengan esa tradición. Sin embargo estuve leyendo la presentación de Jennifer Aniston en el diario El País, y a pesar de que en el mundo de Hollywood como lo pone el mismo relato es casi un delito envejecer. La artista luce muy contenta, satisfecha y llena de felicidad en una fotografía con sus cuarenta y dos e incluso dijo que se sentía mejor que cuando tenía veinte.
Ya sé que algunos dirán que con el dinero que ella maneja todos nos sentiríamos así, pero si ponemos la mano en el corazón sabemos que hay mucha pero mucha gente que cambiarían todo su dinero por volver a una edad deseada dando una evidencia clara de que no encuentran felicidad en su vida, a pesar del dinero que poseen.
Algunas actitudes que debemos tomar en cuenta para superar algo que es tan obvio he investigado y lo pongo a consideración:
- Aceptar nuestra edad sin resistencia. La resistencia puede frustrarnos y aumentar nuestro grado de estrés. Aceptar no es resignarse sino tratar de encontrar los puntos positivos de nuestra nueva situación. Somos más maduros emocionalmente, hemos adquirido más experiencia, podemos ayudar a los inexpertos y sentirnos más útiles.
- Mantener una actitud mental positiva puede ayudarnos a tomar en consideración que hacerse mayor no es un delito ni un pecado, es la ley natural de la vida nacemos crecemos, envejecemos y morimos.
- Pensar con vitalidad, alegrarnos, reírnos, sentirnos bien con nosotros mismos. Si hacemos un esfuerzo en este campo, encontraremos la verdadera juventud y la felicidad.
- La vida con todas sus facetas, es una bendición de Dios, pero mucho depende de nuestra actitud. No podemos nadar contra la corriente por mucho tiempo, al final nos arrastrará y nos ahogaremos. Es mejor aprovechar la corriente especialmente en este caso.
“Nunca te preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor, pues esa no es una pregunta inteligente.” Eclesiastés 7:10
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