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Nuestras quejas nos hacen infelices

He terminado de leer el libro de Éxodo hace unos días, y cada vez que lo leo siempre aprendo algo nuevo. Las primeras veces  lo leía en plan de  crítica dura contra los israelitas, quienes habían visto muchas señales milagrosas para ser libres y cuando fueron liberados Dios los mandó al desierto y cuando les faltó todo aquello que tenían en Egipto comenzaron a murmurar y discutir y quejarse diciendo que eran infelices y desgraciados al salir de Egipto. Que preferible era que hubieran muerto allá a estar en esa aflicción y más cosas que por falta de tiempo no se pueden contar aquí y que además conociéndonos como somos los humanos. ¿Qué no dirían?
 Bueno, nosotros somos muy parecidos. Todos los que somos del Señor hemos salido de Egipto (el mundo) Estamos en el desierto camino de un mundo mejor preparado por el Señor. Una nueva tierra y un nuevo cielo nos ha sido prometido. ¿Cuántas veces nos hemos quejado en nuestro éxodo? Desde luego que muchas, a lo mejor yo el primero. Un amigo me ha compartido un vídeo y al relacionarlo con mi vida me ha hecho pensar mucho. Invito a que lo veamos con atención y reflexionemos. ¿Porqué somos infelices, si tenemos mucho por que vivir y porqué agradecer a Dios? Muchos de nosotros hemos nacido en sitios privilegiados, con padres buenos, nunca nos ha faltado un vaso de leche y un pan para la boca, nuestra cama no tiene punto de comparación con otras. Sin embrago vivimos una vida carente de motivación e ilusiones.
Míralo bien es tá en el enlace siguiente:
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=z1JhSZucfEE

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La Infelicidad del ambicioso

Mucha de la insatisfacción se puede interpretar como una buena razón para superarnos y ser algo mejores. Pero cuando esta insatisfacción se convierte en una pervertida ambición, es decir nos volvemos insatisfechos compulsivos. Este descontrol nos pasará una cara factura con el paso de los años. Muchos quieren obtener victoria tras victoria, triunfo tras triunfo, quieren ganar batalla tras batalla, y a lo mejor sea sano pero cuando es una desmedida avaricia de tenerlo todo, al final terminamos más infelices de cuando empezamos la carrera.

La ambición no es un pecado si es moderada, porque todos tenemos ambiciones y sueños dentro de lo normal y lo correcto, pero si esa ambición es descontroladamente irreal, podemos hacer mucho daño a los demás y a nosotros mismos. Porque antepondremos buscar nuestro fin, y justificaremos los medios. El problema de algunos en la sociedad actual es que tienen una ambición desmedida de poder, de riqueza, de  disfrute, de tener cosas, tiempo de ocio, etc. Esta ambición desenfrenada y mal encaminada es lo que produce la infelicidad.

Porque en cuanto ha conseguido un primer logro, ya está pensando en el segundo y cuando tiene el segundo ya quiere el tercero. No se da tiempo para disfrutar de lo que ha logrado porque siempre estará trabajando con anticipación hacia la próxima meta.

Un clave muy buena y eficiente para que no nos suceda este fenómeno, es vivir el presente. De lo que se habla mucho en algunos sitios. Pero no vivir por vivir el presente, sino vivirlo desde nuestro interior cargándonos de conciencia, llenándonos de presencia en el lugar donde posamos la planta de nuestros pies. Inundando de plenitud y haciéndonos muy conscientes de lo que nos rodea. Una vez que somos muy conscientes de cuanto nos rodea, necesitamos, es una necesidad que disfrutemos de todo lo que hay. Del aire, del sol, de las montañas, de los árboles, de las flores, del rio, de nuestra casa, de nuestra cama, de nuestra comida, y porqué no de algún éxito logrado. Esto nos curará de nuestra infelicidad, porque cuando somos conscientes de que tenemos una buena cama para dormir nos acordamos de que muchos en el mundo no lo tienen, y nos puede hacer reflexionar en lo afortunados que somos. Y posiblemente seremos más sensibles para colaborar con aquellos menos favorecidos, y si nos movilizamos y tomamos acción, de seguro acabaremos con nuestra infelicidad.

Este es el día que ha hecho  el Señor: ¡estemos hoy contentos y felices!  Sal. 118:24

Pensamientos felices

El pensamiento positivo,  la visión adecuada, junto a la acción acompañada de una fuerte emoción. Constituyen una poderosa arma para alcanzar el éxito.

No se pueden elegir las circunstancias bajo las cuales nos toca vivir, pero si podemos elegir nuestros pensamientos y cambiar de actitud ante la vida. De esta manera, podremos cambiar nuestras expectativas y seguro que nuestros sueños se harán realidad. Por algo dicen algunos expertos, que la mejor medicina para el alma, está compuesta de comida sana, ejercicio físico adecuado y pensamientos de amor y perdón. Unos pensamientos negativos, unos pensamientos de duda, unos pensamientos de temor, el no practicar un ejercicio físico, y el no comer saludable, nunca han producido una vida feliz y satisfactoria.

Por el contra, un pensamiento positivo acompañado de una visión concreta y emoción adecuada, han producido siempre las hazañas más increíbles en la historia de la humanidad.

Cuando el ser humano tiene una visión maravillosa, y hace todo el esfuerzo posible, acompañándose  de lucha constante, siempre centrado en el objetivo, siempre trabajando con sacrificio, su sueño se hace realidad más pronto que tarde. Aunque las circunstancias no sean las esperadas en el presente, aunque todo parezca oscuro, aunque todo lo que se haga parece que no da los resultados esperados, aunque todos nuestros amigos nos digan que estamos equivocados y que no lo lograremos. Si hacemos la lucha tenaz, si nos esforzamos con todo nuestro ser, el triunfo nos espera a la vuelta de la esquina. Muchos se retiran  a mitad del camino, otros se retiran a punto de llegar a las puertas de la victoria. Pero si permanecemos firmes en nuestra visión, firmes en nuestro proyecto, firmes en nuestro sacrificio, firmes en nuestros pensamientos. El éxito de nuestra misión llegará. Nada se consigue sin esfuerzo y sacrificio,  nada se consigue con desánimo, nada viene con facilidad. Todos los grandes hombres y mujeres de la historia han sido gente empedernida en su lucha, tenaces en sus emprendimientos.

Un día Dios le dijo a Josué: “Esfuérzate y sé valiente, no temas ni desmayes, porque yo estaré contigo donde quiera que vayas” Tómate estas palabras para ti en este día.

La Felicidad en la convivencia de pareja

Antes de casarnos, cuando somos novios, normalmente la relación de pareja es muy bonita, por no decirlo hermosa. Hay una cierta compenetración de sentimientos y parece que nuestra media naranja es lo mejor que tenemos a nuestro lado. Para nuestra sorpresa, cuando ya llegamos a la convivencia, aparecen cosas que no habíamos visto de nuestra pareja, y cosas muy desagradables que estropean aquel ambiente de paz, amor, ternura  y cordialidad. Esto hace que perdamos el romanticismo y nos desanima a cultivar  el amor, que tanto bien nos hacía  en el noviazgo.

Necesario es que cuando somos novios, nos hagamos la idea de lo que nos cuentan los casados. Que no nos dejemos nublar por el sentimiento y la emoción fuerte en aquel momento. La historia, la experiencia, las vivencias de muchos matrimonios nos deben ayudar a comprender que siempre habrá conflictos en la convivencia. Lo tenemos que tener muy claro. No pensar “Esto a mí no me pasará”. Si pasa con muchos casos seguro que nos pasará a nosotros. Somos humanos llenos de errores y muy difíciles de ceder en nuestros razonamientos. Los principios que tenemos de acuerdo a nuestra crianza son inviolables y no cedemos ni por todo el oro del mundo. Somos dos seres totalmente distintos, dos familias con costumbres distintas. Esas diferencias tienen que rozar para poder ser limadas y en esos roces van a haber conflictos. Estos conflictos, aunque no lo creamos son necesarios para medir y establecer los límites de nuestra convivencia. Una vez establecidos los límites, nuestra relación debe basarse en la comunicación, la cesión de derechos y el cumplimiento de obligaciones. Es decir lo que cada uno está dispuesto a dar y lo que está dispuesto a recibir. Siempre dentro del respeto, la confianza y la empatía. Algunos principios que debemos tomar en consideración.

Jamás intentar cambiar a la pareja. Podemos ayudarla a mejorar ciertos aspectos, pero nunca pensar que debemos cambiarla  a nuestro antojo.  Es muy necesario amarla tal cual es.

Compartir con la pareja cosas aunque a ti no te gusten. A los hombres les gustan los deportes y a las mujeres las tiendas de ropa, por decir un ejemplo. La mujer debe hacer un esfuerzo por aprender algo de fútbol y el hombre aprender algo de la moda. Compartir con la pareja es involucrarse en la actividad que a ella le gusta, aún a sabiendas que a ti no te gusta.

Tomar decisiones juntos. Muchas veces pensamos que como es una cosa pequeña no tiene importancia, pero es necesario que en las cosas por más pequeñas que sean se tome en consideración la opinión de la otra parte.

Basar siempre la relación de pareja en la comunicación, sin perder el respeto, la confianza y la sinceridad. El conjunto de estas acciones nos dará como resultado una pareja feliz en su convivencia. Tomando muy en cuenta que todo depende de nosotros mismos. Es decir de cuanto empeño pongamos desde el principio, para hacer de nuestra convivencia más placentera.

Muchas parejas se desaniman de cultivar el amor con que todo empezó. Esto se debe a que el amor verdadero requiere de mucho trabajo para conservarlo. No nos dejemos llevar por el amor que nos presentan las novelas de la televisión.

“En todo caso, que cada uno de ustedes ame a su esposa como así mismo, y que la esposa respete al esposo.” Efesios 5:33

La imaginación nos hace felices

Estaba observando a unos niños jugar en una calle poco transitada, jugaban al fútbol, y ponían toda su imaginación. Dos bolsas de sus cuadernos eran un arco de fútbol donde tapaba el guardameta. Los bordillos de las aceras eran las líneas del campo y una marca de brea que cruzaba la calle era lo que les marcaba el medio campo. Una pelota muy,  muy vieja con remiendos que se salían era el balón más oficial que el oficial. Unos gritos de júbilo, unas cuantas caídas unas cuantas patadas a la bola y a las canillas, llenaba la calle de euforia feliz,  como si de una liga de campeones se tratase. De cualquier ángulo que miraba solo veía sonrisas y caras llenas de felicidad.

Esta observación me transportó a las edades de mi infancia en donde no me hacía falta nada aún careciendo de todo. También jugaba en una calle aunque de suelo sin asfalto y gritábamos con júbilo cuando hacíamos un gol. Igualmente la imaginación de un niño es poderosa, y  poníamos los mejores y famosos nombres a nuestros equipos, hasta teníamos uno que hacía de locutor deportivo.

Seguramente, pero completamente seguro que mi madre tenía una crisis enorme y en casa se hacía notar, pero recuerdo momentos tan felices de mi vida en la calle del barrio con la pelota de fútbol, que hasta asociaba la calle con mi segundo hogar.

Hoy los tiempos han cambiado, estamos en una crisis mundial pero gracias a Dios algunos tenemos el pan cotidiano, tenemos salud estable dentro de lo que cabe, bienes materiales innumerables comparados con aquella época. Muchas de las cosas que tenemos ni siquiera las necesitamos.

¿Qué nos impide ser felices?

Cuando usamos la imaginación podemos "ver sin ver", somos capaces de reproducir  imágenes de todo cuanto queramos, ya sean  reales  o falsas.

Un día el Maestro de Galilea, tomó un niño entre sus brazos y dijo a los adultos: “si no os volvéis como niños, no podréis entrar en reino de los Cielos” Tal vez porque los niños son capaces de crear felicidad donde no la hay para nosotros los adultos.

Manía por medir la felicidad

En los últimos años se ha puesto de moda una manía de medir la felicidad. No es malo medirla de acuerdo a parámetros que nos permitan ubicarla en un grado u  otro, basada en patrones  que reflejen los valores éticos, morales y culturales. Lo malo es que la cuantificación que se está haciendo, solo  toma como patrón, el éxito económico. Y esto es desvirtuar el concepto de felicidad. Incitar a la población a que solo el dinero y las posesiones constituyen la felicidad y que hay que conseguirlo por cualquier medio y a cualquier precio.

Un grupo de  psicólogos de la universidad de Leicester de Inglaterra,  comenzaron en 2006 a elaborar un mapa de la felicidad,  basados en la economía. Según ese mapa salen en primeros lugares, Dinamarca y Suiza.

En contra posición de ésta línea que asocia felicidad con economía,  la New Economics Foundation (NEF) y la asociación Amigos de la Tierra están elaborando su propio Índice de Felicidad en el Mundo, que pone como prioridad lo ecológico. Cómo si los ciudadanos respetan la naturaleza en su nación. O respetan a sus semejantes por encima de la riqueza. Y  según este barómetro, la República de Vanuatu, una isla muy pequeña en el Océano Pacífico, es la más feliz del mundo.

Según el sociólogo Sergio Sinay, en su nuevo libro “La felicidad como elección” Nos dice que la felicidad no es un bien  transable, es decir no se puede comercializar, por tanto como el mismo autor revela, vivimos en una sociedad de  consumo donde todo es medible y se puede pesar o sirve para algo. El autor explica también en una entrevista no estar de acuerdo con la provisión de fondos para medir los índices de felicidad en las universidades. Entre otras cosas dice que la felicidad está en encontrar el sentido a la vida. “Qué hago aquí en la vida, cómo lo hago  y  cómo vivo los valores y sentimientos de los cuales dispongo.

Todos tenemos una existencia, una misión,  unos valores y sentimientos. Las preguntas están planteadas:

¿Cuál es nuestro objetivo de estar aquí en la Tierra?

¿Cómo estamos cumpliendo con  nuestra misión?

¿Cómo estamos aplicando a nuestro diario vivir esos valores y sentimientos?

Te invito a mirar una presentación para reflexionar sobre esto  en esta página

http://cienconsejosparaserfeliz.blogspot.com

Cómo ser más feliz

Muchos de los problemas que diariamente tenemos que afrontar, podrían quitarnos un poco de felicidad y paz  interior. Sin embargo podemos aprender a cambiar la interpretación que les damos a las circunstancias. Según se puede sacar como conclusión de las muchas lecturas. Todo está en la interpretación y saber manejar los hechos sintonizándonos positivamente.

Antes de que pudiéramos utilizar la radio, no sabíamos que existían sus ondas electromagnéticas porque nadie las veía ni las puede ver hasta ahora. Pero las ondas existían aunque nosotros no estábamos enterados. Del mismo modo las vibraciones positivas y negativas existen aunque muchos no las hayamos experimentado.

Siempre recuerdo una moraleja que me contaba un gran amigo. Decía que había un hombre muy negativo, que siempre pensaba que le iba a ir mal en todo lo que hacía. Siempre estaba quejándose maldiciendo su vida y su situación. Un día salió con su vehículo y se decía. -Ahora me voy a quedar en medio del camino con una llanta baja. En efecto se le pinchó la rueda. Luego decía. -Ahora seguro que se me olvidó el gato en casa. Así mismo sucedió. Su mujer le dijo: -Ve a pedir que alguien te preste un gato. Salió de su coche y caminaba diciendo: -¿Quién tendrá un gato? Seguro que nadie tendrá un gato por este lugar. Y si alguien tiene no me lo prestará, seguro. Se aproximó a una casa y cuando salió una persona a la puerta, sin darle tiempo ni a saludar, le dijo: -¡Quédese con su gato y métase por donde le quepa, yo no necesito nada porque todos son unos egoístas, por eso no puedo ser feliz!

Como podemos ver la interpretación que damos a los hechos es muy importante. Dicho de otra manera si nos rodeamos de pensamientos positivos, aceptando los hechos como son y buscando una solución adecuada y aplicando un razonamiento objetivo sin quejas ni enfados las cosas seguro que nos irán mejor.

Nosotros seríamos como una radio, los pensamientos como las emisiones de radio. Si estamos mal sintonizados interpretaremos mal los hechos. Pero podemos cambiar de sintonía como cambiar de emisora en una radio. Es decir rodearnos de pensamiento positivos e interpretar los hechos buscando oportunidades para ser felices. Por ejemplo si te sientes triste, es una oportunidad para buscar alegrarte así podrás distinguir la diferencia entre las dos emociones. Porque si nunca experimentas la tristeza nunca sabrás lo que es la alegría.

¿Qué tal si empiezas a rodearte de pensamientos positivos y buscas la manera de solucionar sin enfados tus problemas? Serás más feliz

La edad de la felicidad

No cabe duda que la mejor edad del ser humano es la juventud, tener entre 15 y 30 años parece que es lo preferido por mucha gente en algunas encuestas que se han hecho, aunque depende de la edad de los encuestados. Según algunas conclusiones de los encuestadores, mucha gente echa de menos los años pasados a partir de los   25 años de edad. Y a la pregunta de que si tuvieron más felicidad en los años pasados respondieron afirmativamente.

Haciendo una pequeña reflexión podemos decir que la mayoría de la gente nos centramos en esas edades. Porque cuando tenemos menos de 18 por poner un ejemplo, si nos preguntan la edad una gran mayoría contesta 18 sin tenerlos todavía. Cuando llegamos a un rango que consideramos entre los 18 y 22, si nos hacen la pregunta contestamos con orgullo o llenos de felicidad: ¡dieciocho! Pero poco a poco parece que nos llega el desánimo y la nostalgia y ya no contestamos con tanta alegría cuando han pasado los “mejores años”. En muchos de los casos se suele responder con otra pregunta. ¿Y cuántos crees que tengo?

En algunos lugares esta pregunta suele considerarse casi un delito. Lo siento por esos lugares, lo respeto y aconsejo que tengamos la mayor consideración para quienes tengan esa tradición. Sin embargo estuve leyendo la presentación de Jennifer Aniston en el diario El País, y a pesar de que en el mundo de Hollywood como lo pone el mismo relato es casi un delito envejecer. La artista luce muy contenta, satisfecha y llena de felicidad en una fotografía con sus cuarenta y dos e incluso dijo que se sentía mejor que cuando tenía veinte.

Ya sé que algunos dirán que con el dinero que ella maneja todos nos sentiríamos así, pero si ponemos la mano en el corazón sabemos que hay mucha pero mucha gente que cambiarían todo su dinero por volver a una edad deseada dando una evidencia clara de que no encuentran felicidad en su vida, a pesar del dinero que poseen.

Algunas actitudes que debemos tomar en cuenta  para  superar algo que es tan obvio he investigado y lo pongo a consideración:
  1. Aceptar nuestra edad sin resistencia. La resistencia puede frustrarnos y aumentar nuestro grado de estrés. Aceptar no es resignarse sino tratar de encontrar los puntos positivos de nuestra nueva situación. Somos más maduros emocionalmente, hemos adquirido más experiencia, podemos ayudar a los inexpertos y sentirnos más útiles.
  2. Mantener una actitud mental positiva puede ayudarnos a tomar en consideración que hacerse mayor no es un delito ni un pecado, es la ley natural de la vida nacemos crecemos, envejecemos y morimos.
  3. Pensar con vitalidad, alegrarnos, reírnos, sentirnos bien con nosotros mismos. Si hacemos un esfuerzo en este campo, encontraremos la verdadera juventud y la felicidad.
  4. La vida con todas sus facetas, es una bendición de Dios, pero mucho depende de nuestra actitud. No podemos nadar contra la corriente por mucho tiempo, al final nos arrastrará y nos ahogaremos. Es mejor aprovechar la corriente especialmente en este caso.

“Nunca te preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor, pues esa no es una pregunta inteligente.” Eclesiastés 7:10

El éxito hace feliz

Todo ser humano cuerdo quiere ser feliz y tener éxito. La diferencia está en que un número muy reducido de personas en el mundo consigue estos objetivos. Cuando somos niños tenemos grandes proyectos e ilusiones para cuando seamos mayores. Es muy típica la pregunta de los adultos: ¿Qué vas a ser cuando seas mayor?  Las respuestas son muchas según la imaginación de cada uno. Pero como no nos hemos programado con seriedad esos objetivos, conforme pasan los años nos olvidamos de apuntar nuestras acciones hacia los objetivos que posiblemente los hemos olvidado o se nos han confundido entre tantas ideas que nos vienen a la mente.

A unos mil quinientos  estudiantes de la Universidad de Harvard se les hizo un seguimiento después de una  encuesta sobre lo que querían para su vida, los del grupo A  dijeron que querían primero ganar dinero y cuando lo tengan se dedicarían a disfrutar de la vida. Dicho de otra manera: Por ahora lo que me preocupa es ganar dinero y luego cuando lo tenga voy a hacer lo que realmente me gusta. Estos fueron el 83%.  Los del grupo B  pusieron por escrito su propósito y   su principal objetivo era hacer lo que les gusta y disfrutar de la vida, pensaban que el dinero acabaría llegando, si ellos se centraban en hacer lo que realmente les gusta. Este  segundo grupo constituía el 17%.  Al cabo de veinte años habían ciento un millonarios entre todos los estudiantes que se les hizo el seguimiento, de los cuales cien pertenecían al grupo B, o sea aquellos que pusieron por escrito, se enfocaron en sus propios intereses sin querer primero el dinero.  Y solo uno pertenecía al grupo A, aquellos que querían el dinero primero para luego ser feliz. El grupo B no solo correspondía al grupo de millonarios sino que se sentía más realizado, más contento, más satisfecho de la vida, por tanto más feliz.    Tampoco quiero decir con esto que solo el que es millonario es feliz, pero si trazamos un mapa de nuestro destino con objetivos claros y lo dividimos en etapas y no nos desviamos de ello seguro que vamos a tener éxito.

Creo que nunca es tarde para reprogramar nuestros objetivos. He aquí unos principios que nos pueden ayudar:

a)       Conocerse a sí mismo.- Necesitamos hacer un auto examen profundo y sincero. ¿Cuáles son nuestros objetivos? ¿Cuáles son nuestras  flaquezas? Y ¿Cuáles son nuestras fortalezas? Solo conociendo bien estas cualidades podemos trazarnos un camino a seguir y si nos desviamos volveremos con facilidad a éste.

b)      ¿Qué nos gusta? Qué nos apasiona?  ¿Para qué somos buenos, o en qué destacamos? No nos centremos mucho en lo que da dinero de inmediato sino cómo podemos ayudar a los demás con nuestras habilidades.

c)       Centrémonos más en aprender lo que nos apasiona, y practicar lo aprendido, así no olvidaremos con facilidad nuestro objetivo.

d)      Buscar la simplicidad.-  Hay ocasiones que nos complicamos la vida nosotros mismos, queremos ser originales, reinventar lo inventado, etc. A veces es preferible copiar al que lo está haciendo bien, siempre que nos guste y esté dentro de lo planeado, que fracasar con algo original.

e)      No dejes que te roben tus sueños.-  Los muchos “consejos” nos pueden hacer desviar de nuestro camino, Son buenos pero si nuestro sueño es sólido y creemos en él, vamos a luchar hasta el final.

Si no hay lucha no hay victoria, el éxito no es una casualidad, es el resultado de una grande batalla.

Aunque fracase no me rendiré, no construiré una casa donde fracasé, me levantaré y reconstruiré a partir de las ruinas con el objeto de ser feliz, las grandes cosas del mundo no fueron hechas  por cobardes.

 

Despréndete del odio, puede destruir tu felicidad.

¿Alguna vez has sentido odio y aborrecimiento contra alguien? ¿Te ha invadido un sentimiento perverso y te ha quitado la paz?

Es increíble que este tipo de sentimientos negativos nos hagan mucho daño a nosotros mismos antes que a quienes creemos que que les afectará negativamente. Pareciera que al aborrecer a alguien la persona aborrecida lo pasará muy mal, pero aunque a la víctima le afecte esta situación, nosotros los generadores de este sentimiento también saldremos afectados. Normalmente cuando alguien nos ofende, reaccionamos con ira en nuestro interior. Esta ira hace que desprendamos mayor adrenalina y un aumento del ritmo cardíaco a la vez que nos crea un sentimiento de culpa y de fracaso, lo que puede desencadenar en una furia violenta o tendencias al suicidio. Esto de la ira muchas veces es inevitable, es una reacción muy violenta de nuestra personalidad, es parte de nuestra defensa del yo. Lo negativo es que partiendo de este incidente hagamos un nido de resentimientos en lo profundo de nuestro ser generando rencillas continuas y sentimientos de desprecio e indignación hacia la persona que nos ha hecho daño.

"Airaos pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo". En otra versión dice: "Si se enojan no pequen, que el enojo no les dure todo el día" Esto nos da a entender que los enojos son el pan de cada día, pero nos aconseja  desechar el rencor. Que nuestra ira, o enojo, o resentimiento no nos dure todo el día. Pero nosotros, sea por desconocimiento o por falta de dominio propio, dejamos que un resentimiento que a lo mejor en principio es pequeño vaya tomando dimensiones suficientes para convertirse en bola de nieve y arrase con todo lo que se ponga por delante. Y cada vez que hablamos de aquella persona con quien hemos dejado madurar este sentimiento negativo, la ponemos en mal con los demás añadiendo más leña al fuego cada día, y poniendo en peligro nuestra paz y felicidad.

Controlar estos sentimientos negativos no es fácil, y cuando somos afectados por ellos perdemos la paz, y tenemos una vida insatisfecha, por tanto somos menos felices.

¿Cómo puedo desprenderme del odio?

Lo primero es no dejar que un sentimiento de rencor se agrave, si nos enfadamos con alguien que sea por un momento. Cuando somos niños nos enfadamos mucho, pero en cuanto pasa un rato ya estamos otra vez jugando con quien nos habíamos enfadado. Es decir soltamos el resentimiento al instante. No lo guardamos por días y días, pero con la edad, adquirimos la manía de guardar el resentimiento y esperamos el momento de la venganza, y cuando no hemos podido vengarnos, seguimos guardando y guardando. Esto es lo que hay que evitar en la medida de lo posible. Soltar ese sentimiento, pensar que fue un mal rato que lo dejamos pasar.

Si ya hemos guardado por mucho tiempo el rencor,  es necesario tomar una determinación firme. ¿Hasta cuando hemos de vivir con un resentimiento que  nos corrompe nuestra felicidad? ¿Porqué no dejarlo todo en el pasado como lo que es? ¡PASADO! Nada ni nadie puede modificar el pasado. Si vivimos en el pasado, este pasado nos condena, nos atormenta, nos paraliza, no nos permite avanzar. Olvidemos el pasado, vivamos el presente, este momento que estamos respirando, este momento que podemos disfrutar de la vida, este momento que podemos ser felices, este momento que podemos abrazar a quien amamos, que podemos besar a nuestra madre, a nuestros hijos, a nuestra pareja. Muchas cosas se pueden recuperar, pero el tiempo nunca lo recuperaremos. Hoy es el día que tenemos para vivir, y este día no se repetirá jamás. ¿Vamos a desperdiciarlo recordando un hecho negativo que amargue nuestra existencia? Acciones  negativas vamos a recibir todos los días, el éxito está no en saberlas guardar con resentimiento, sino en hacer que resbalen en tu vida, que no te afecten en el disfrute de las cosas maravillosas que tienes a tu alrededor. Dentro de todo lo que se dice malo, hay cosas que son una maravilla, tu salud, es una maravilla, tus miembros completos son una maravilla, tu cerebro es una maravilla,  en los tiempos que vivimos tu trabajo es una maravilla.  Te has puesto a pensar: ¿Cuántos quisieran tener la esposa, el coche, la casa, el trabajo, la salud, los muebles, los estudios, que tú tienes? Vamos a pensar en lo bueno que tenemos alrededor y como dice aquél: Cuando la vida te muestre algo porque amargarte o llorar, muéstrale mil cosas por las que reír y ser feliz.
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