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Los beneficios de la amistad

Las relaciones personales, ocupan un peso muy importante en nuestro estado de ánimo. Análisis documentados han demostrado que cuando tenemos amigos y familia con quien contar nuestros problemas, nuestras alegrías, nuestros proyectos, nuestras desilusiones, somos más capaces de superar nuestros estados de tristeza,  angustia y desesperación. De ahí que una buena  amistad es una ayuda imprescindible para ser feliz. Los vínculos sociales y afectivos nos pueden devolver la alegría y la esperanza de sentirnos útiles en la vida, porque a la vez que recibimos, cuando compartimos con nuestras amistades  también damos a los amigos algo de lo que nosotros tenemos, ayudándoles a motivarse, produciéndose de esta manera la inter relación.
El cultivo de la amistad bien llevada, viene a ser una actividad que nos permite generar nuevas posibilidades para ser felices y permite resultados extraordinarios en la terapia del estrés, la tristeza y la infelicidad. ¿Quién no ha sido alguna vez consolado por sus padres, o hermanos, o  un amigo? O ¿Quién no ha consolado a alguien en su dolor? Esta inter relación de la familia y  los amigos, es muy saludable para nuestro fortalecimiento emocional dotándonos de seguridad, de esperanza, de ganas de vivir y por ende contribuye a que seamos más felices.
Ser feliz no solo equivale a economía o posición social. Ser feliz equivale a valores, a ideales, a metas cumplidas, a sueños,  ambiciones, a deseos realizables,  amistad duradera y a muchas otras variables que mientras más nos empeñemos en conseguirlas y mantenerlas mejor será nuestra percepción positiva de la vida.
Si tenemos amistad con alguien con quien pasamos ratos de alegría, o intercambiamos sensaciones agradables, intentemos en la medida de lo posible mantenerla, y si tenemos un amigo que vale la pena intentemos no perderlo nunca. Pero sobre todo tratemos de que nuestra familia, quienes estarán con nosotros hasta el día de nuestra muerte sean nuestros buenos amigos, cosa que para muchos es muy difícil, pero no imposible.
Un amigo es siempre afectuoso,  y en tiempos de angustia es como un hermano. Prov. 17 - 17
Nunca abandones a tus amigos  ni a los amigos de tu padre.  Prov. 27-10

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La felicidad mejora la salud

la felicidad mejora la salud

Un estudio realizado por  el  Instituto Coca-Cola de la Felicidad y la Universidad Complutense de Madrid, ha demostrado que las personas que se sienten contentas y felices tienen una percepción de su salud mucho mejor que otras que no tienen contentamiento y satisfacción con su diario vivir. Lo cual también demuestra que tener un ánimo positivo mejora sustancialmente nuestra salud. Ya que según dicho estudio, las enfermedades están menos presentes en el grupo de personas más felices que en el grupo contrario. Según las palabras del psicólogo Gonzalo Hervás, quien dice: “Hemos constatado que la salud mental es un componente igual o más importante que la salud física en la percepción de la propia salud.  Además el ser positivo aumenta su salud porque hace reaccionar al sistema nervioso, al neuroendocrino y el inmunológico.”
Además el presidente del Instituto Coca-Cola de la felicidad, Carlos Chauceda, ha afirmado que el optimismo hay que trabajarlo y que nuestro cerebro tiene una propensión natural a tener emociones positivas, lo cual nos hace reflexionar del propósito de Dios en el ser humano, ya que si el cerebro tiene propensión a generar emociones positivas, quiere decir que Dios nos creó para que seamos felices y positivos y por ende que tengamos menos enfermedades.
¿Por qué conforme pasa el tiempo tendemos a generar emociones negativas y nuestra felicidad se va alejando de nosotros?
Cuando somos niños somos felices, pero felices de verdad. No importa la situación económica, no importa si llueve o hace frío, no importa la cantidad de juguetes ni la cantidad de ropa, no importa absolutamente nada, nos adaptamos a cualquier circunstancia con rapidez. Cuando los adultos vemos pasar un poco de niños nos  contagian con su felicidad, nos sentimos otra vez niños con ellos, derraman alegría por todas partes, muchas ganas de vivir, todo para ellos es nuevo y quieren tocarlo y experimentarlo. No tengamos la menor duda que esa es la felicidad verdadera. 
¿Podemos los adultos tener esa felicidad que tienen los niños?
Creo que definitivamente no, pero podemos hacer algo.  Una noche un hombre muy sabio llamado Nicodemo se acercó a otro sabio llamado Jesús a conversar con él. A las afirmaciones de Nicodemo parece que Jesús no las tomó atención. Pero le increpó y le dijo “Si no nacieres de nuevo no puedes ver el reino de Dios” El sabio  sorprendido le dijo ¿Puede acaso un hombre siendo viejo meterse en el vientre de su madre y nacer? Jesús le dijo: “Lo que es nacido de la carne, carne es y lo que es nacido del espíritu, espíritu es” Le estaba diciendo que tenía que nacer de nuevo, pero no del vientre de su madre, sino del espíritu. Tenía que tener un nuevo nacimiento para poder ser feliz y entrar al reino de Dios. Los humanos que hemos experimentado ese nuevo nacimiento hemos encontrado la verdadera felicidad y la paz. Y aunque todavía queda algo de la vieja naturaleza, podemos vivir en la fe del Hijo de Dios. Porque la paz de Dios sobrepasa todo entendimiento.
De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Lucas 18:17